#Fugacespero eternos 1: La noche que paramos el mundo
Marina tenía la vida que creía desear. Ordenada. Segura. Gris. Hasta que aquella noche que tenía que ser perfecta cayó el telón y todo voló por los aires.
Noah vivía el presente. Despreocupado. Sin futuro. Con sus propias normas. Hasta que la solista de Al Borde del Abismo les dejó minutos antes de la actuación y tropezó con unos ojos verdes en un callejón.
Deberían haber sido algo pasajero. Puntual. Un segundo en las manecillas de un reloj.
Llegaron los ensayos, el olor de la lluvia, los deseos que se sienten en la piel y la gira. Llegaron el miedo y las ganas.
Porque que algo no sea perfecto no significa que no sea jodidamente especial.
Porque a veces el corazón sigue sus propias reglas.
Porque un segundo se convierte en infinito cuando logras detener el tiempo.
Una banda de música. Dos polos opuestos que deben arriesgarlo todo.
Un amor tan efímero como un beso, pero tan eterno como una balada de rock.
#Fugacesperoeternos 2: El día que encendímos las estrellas
Un grupo de músicaUna balada de rock distinta. Una última canción. Personas fugaces. Vínculos eternos.
Diez meses después del último beso con Noah, Marina trabaja en Roma y piensa en él, y le siente, pero empieza a olvidar su tacto.
Diez meses después, Leo sigue cubriendo su cuerpo de tinta, alejado de sus flores y siendo el solista deAl borde del abismo, pero ha perdido la ilusión.
Diez meses después surge la oportunidad para que Noah pueda dejar una huella imborrable, y sus caminos vuelven a unirse.
Marina. Noah. Leo.
Leo. Noah. Marina.
Una balada de rock distinta.
Porque a veces buscando te pierdes y tienes que encontrarte para escuchar la voz que más anhelas en tu interior.
Porque querer con el corazón de verdad, húmedo, hinchado y resbaladizo, da miedo, pero es la única forma de curarte.
Porque los ángeles caídos vuelven a volar cuando confían en sus alas hechas de pétalos.
Un grupo de música
La última canción.
Dos almas heridas que juntas pueden sanar. Personas fugaces, un amor eterno.