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Mi cuerpo para curarme de Christian Fleche

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El inconsciente biológico nos gobierna, hasta que tomemos consciencia de ello y que volvamos a tomar las riendas. Volvamos a nuestro ejemplo, la leona va a poner al mundo ocho pequeños. Los más rápidos van a coger las mamas más ricas, las que dan  más leche, las de arriba. Para sobrevivir, hay que hacer rápido, coger rápido el trozo de alimento. Hay una urgencia inconsciente. Si los pequeños caen en un agujero, la hembra pondrá en marcha una solución biológica inconsciente. Su inconsciente biológico da a sus mamas la orden de fabricar más leche, para permitir que los pequeños que han sobrevivido puedan restablecerse, para disfrutar de más alimento. Y si por casualidad todos los leoninos mueren en el precipicio, o están matados por un nuevo macho dominante que suprime los hijos de su antecesor, inmediatamente la hembra hace otro conflicto biológico inconsciente que, esta vez, implicará los ovarios: tendrán quistes y esto para que fabriquen más estrógenos de cara a una nueva ovulación, un nuevo instinto de reproducción y al final una perennización de la especie. La leona buscará al macho, estará tomada y volverá a tener nuevos leoninos, mediante esta superproducción de estrógenos debida a los quistes en los ovarios. Estos quistes no son una enfermedad, son síntomas de curación. Los tumores de las mamas de la leona no son enfermedades, son soluciones de curación.

Con esta mirada en el mundo, el síntoma se vuelve una adaptación biológica de supervivencia. A través de estos ejemplos cogidos muy libremente a la etología, vemos como la enfermedad, el síntoma, puede presentarse como una solución biológica de supervivencia del individuo, del grupo o de la especie.

 

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«Maravilloso»

Simplemente genial.

 

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